Época decembrina

Continuamente se me teclea la vida con una persistencia que sólo cesa cuando aparecen las verdades que se temen decir. Silencios de esta etapa que está en proceso de culminar para darle casa a una nueva, una justo a la sombra de las decisiones y los recuerdos. Habré de palpar con sumo cuidado las cicatrices que han quedado, siempre evidencia de lo vivido. E intentaré con la más tierna dedicación recoger los anhelos que me permitan tejer ese espacio, refugio de nostalgias invasoras de esta época del año.

Para el fin de semana...

Se me atoja una de esas veladas donde las pláticas brotan del compañerismo, las risas del vino y los besos de un apretón de muslos. Una de esas noches en donde se fuma hasta anhelar el aire y con alguna mirada asistente todo lo contrario. Una reunión en donde se haga de la sala ajena un nido de ideas que nacen, se contraponen y se afianzan de la equivalente como técnica de supervivencia. Sólo deseo para alguna de estas madrugadas ese espacio compartido donde me embone la vida en el segundo sesenta de alguna canción inglesa.

Eso tienen los retos, te cachetean durante el proceso, mas todos tenemos un sueño que cumplir y nadie puede bifurcar lo que uno asegura merecer; nadie puede blindarse los sentidos, y es que ya sea el proceso difícil, lento, cómodo o no, al final del día algo duele y algo recompensa, sobre todo a quienes creen que la vida es como un poema que comienza en la mañana con las manos puestas sobre una taza de café.

As we drive along this road called life, occasionally a gal will find herself a little lost. And when that happens, I guess she has to let go of the coulda, shoulda, woulda, buckle up and just keep going.

Gioconda Belli extract

Amo a los hombres

y les canto.

Amo a los jóvenes

desafiantes jinetes del aire,

pobladores de pasillos en las Universidades,

rebeldes, inconformes, planeadores de mundos diferentes.

Amo a los poetas -bellos ángeles lanzallamas-

que inventan nuevos mundos desde la palabra

y que dan a la risa y al vino su justa y proverbial importancia,

que conocen la trascendencia de una conversación

tranquila bajo los árboles,

a esos poetas vitales que sufren las lágrimas y van

y dejan todo y mueren

para que nazcan hombres con la frente alta.

Amo a los campesinos

que no tienen más tractor que su brazo

que rompen el vientre de la tierra y la poseen.

Amo, compasiva y tristemente, a los complicados

hombres de negocios

que han convertido su hombría en una sanguinaria

máquina de sumar

y han dejado los pensamientos más profundos, los

sentimientos más nobles

por cálculos y métodos de explotación.

Amo a los pintores -hombres colores-

que guardan su hermosura para nuestros ojos

y a los que pintan el horror y el hambre

para que no se nos olvide.

Amo a los solitarios pensadores

los que existen más allá del amor y de la comprensión sencilla

los que se hunden en titánicas averiguaciones

y se atormentan día y noche ante lo absurdo de las respuestas.

A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana,

con un amor que es más grande que yo toda.