viernes, 28 de enero de 2011

I will never be the woman with the perfect hair, who can wear white and not spill on it.

miércoles, 26 de enero de 2011

Estoy segura de que a alguno de mis padres les fallo el conteo hormonal, no sé si fue una ecuación mal hecha o una suma de más la que repercutió en mis emociones. Da igual como haya sido. Desde la pubertad he tenido que cuidar -como quien vigila a un niño pequeño- a mis susceptibilidades para que las taradas no se acrecienten con los obstáculos del día a día, o peor aún, discutan con las ajenas.

lunes, 24 de enero de 2011

Me gustaría tener la liviandad para detallar coma tras coma, lo que me provoca esta sonrisa que se muestra sin pausa, pero no puedo. De repente -y espero temporalmente- se me han anudado las imprudencias, las palabras y los dedos. Simplemente encuentro difícil explayarme. Y es que a decir verdad, a veces me siento algo vigilada y un tanto de juzgada. Y no es que realmente importe cuando las circunstancias me han hecho una mejor persona; una menos egoísta y mucho más entregada, pero sí limita cuando sé pocos se detienen a ver desde esta ventana, de donde a ratos y sin motivo -eso lo aseguro- las empatías me caen como vientos en la espalda.

viernes, 14 de enero de 2011

DESPROPÓSITOS (Millás)

Desteorizarme, desconvencerme, desleerme, desescribirme, desamarme, deslumbrarme, desandarme, desvivirme, desaprenderme, descreerme, descomprobarme, despresionarme, desdormirme, desllorarme, desbordearme, desemplearme, desfamiliarizarme, desinventarme, desideologizarme, desertarme, desmemoriarme, desviarme, desmejorarme, desmadejarme, desmocharme, desintoxicarme, desmadrarme, desafirmarme, deshuesarme, desencontrarme, desalojarme, descalzarme, desenfadarme, desviscerarme, desmexicanarme, desconflictuarme, descompletarme, desglobalizarme, desemplearme, desalfabetizarme, descalzarme, deletrearme, desarreglarme.

miércoles, 5 de enero de 2011

Vivo en el espacio indispensable, que alberga el mínimo de materialismo y máximo de velas y música. Me levanto antes de las siete de la mañana -lo nunca imaginado- con una sonrisa en la cara. Baño el cuerpo, perfumo la ropa, acomodo el fleco, las ideas y transito esa avenida que conduce al trabajo a la par que surrealmente divide a México y Estados Unidos. En fin. Tomo café, leo las noticias: sección internacional, América Latina, cultura y opinión. Antes del medio día, según lo que dicte la agenda, asisto a eventos de funcionarios públicos y escribo al respecto. Poco antes de las seis de la tarde vuelvo a donde te recibe el mar con las nubes abiertas, si eso.

Los días de lluvia y frío –lo más común las últimas semanas- prefiero no salir para hundirme con expresión de aquí no pertenezco pero que a gusto, en los bracitos de mi cama 100 por ciento compatible con mi computadora, el nuevo libro de Murakami e historias de 24 cuadros por segundo.

Si hace unos meses asistía a la universidad, hoy las tardes frías se las dedico a mi persona -dígase de paso- a veces compartida. Al anochecer “ceno” lo poco que he comprado en el súper, si es que compro. Y es que a decir verdad, estos últimos meses mi cotidianidad no es digna de reconocimientos o alabanzas, pero me ha llevado con la dosis necesaria de labores, tranquilidad y ternura a disfrutar de las situaciones “inútiles” de la vida, que son, en su debido tiempo, necesarias y potencialmente gestoras de las etapas más radicales.

lunes, 3 de enero de 2011

Recuento

En el 2010 busqué trabajo y encontré la oportunidad de ser pagada por las letras que de mi emanan, por tener pláticas eternas con los periodistas de la ciudad y por aprender desde mucho más de cerca de ese complejo mundo llamado administración pública.

En resumen, tuve un año lleno de posibilidades, de aprendizaje, de experiencias y de trampas que me han dado muchísima fuerza, pero sobretodo la seguridad de saberme capaz de comprometerme con las circunstancias.

Durante el año pasado como consecuencia del trabajo, no viaje como me hubiera gustado, pero contribuí a que mi papá hoy en día cuente con lo más preciado que tenemos todos. La vida. Y es que hay tanto por lo que estar agradecida. He tenido un año sumamente estable que me ha dado por segunda vez la oportunidad de ser económicamente independiente, de aprender a decir adiós, de saber quienes son mis verdaderos amigos y de conocer a alguien que desde su llegada me ha replanteado de maneras inimaginables el amor.

Este año, no me incruste los propósitos en forma de uvas y nostalgia, en este 2011, mis objetivos están claros y son consecuencia de lo vivido en el 2010. Quiero escalar laboralmente, aprender de una vez por todas a tocar guitarra, amar sin egoismos, entender francés y manejar standard.

En este año que corre, mi único propósito inalterable es el de viajar más; visitar a mi amigo Darryl en Londres e ir a Madrid. Lo demás se lo dejamos a la vida, que no todo lo que uno cree necesitar se puede prever 365 días antes.

!Feliz Año!