Para todos he sido tantas, que según mi juicio, no he sido ninguna. Y es que tampoco había tenido ganas de explicarme, ni mucho menos de dar a la cara las 72 fe de erratas. Porque soy tan tú que me lees, soy tan ella que me cree saber, tan él que me tiene por las noches y tan ellos que me mal recuerdan. Que al final del día tan sólo yo me sé. Porque cualquiera, quiero creer, puede ver que es más complicado que los egos y muchos más complejo que los juicios.
Soy eso que creo, eso que quiero, eso que lloro, eso que toco, eso que pienso, eso que sueño, eso que temo, pero sobretodo soy eso que siento. Y soy tan propensa a fracasar, como meritoria de lo contrario.
Tan sólo diré que en este último año me he descubierto nueva, sorprendida, dispuesta, entregada y llena de emociones y miedos como cualquiera. Y sí, este estado cambiante me tiene absorta, tibia y prudente ante las letras, como esperando el colorido torbellino de las nuevas yo por venir.
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