Este año no tengo
planes, me extenuó la idea recurrente y cansina del qué será de los últimos tres años. El plan es no tener plan. Y es que desde la ida de Rodrigo llevo meses viviendo como si todo se fuera a pausar mañana, sin
perder el tiempo, sin detenerme en personas incorrectas, ni en momentos pocos memorables.
Este año no busco ser la mejor amiga, ni siquiera hija. Quiero ser solo yo haciendo del mundo ordinario otra dimensión en donde no quepan cosas sin alma.
Hoy no controlo
la velocidad, ni las ganas, no quiero, ni debo, ni me lo merezco, ni se lo
merecen.
Si me llamas voy, si me quieres nos escapamos, si te das me doy el
doble.
Hoy lo más
valioso que tengo está en mi edad y en mi libertad con la que muero de ganas de desordenar
vidas para después convertirme en esa sonrisa tonta en un día cualquiera de él, de ellas, de todos lo que se sumen a esta aventura.