lunes, 27 de septiembre de 2010

El amor es perverso

El amor es como los eclipses: raras veces sucede, pues aunque en principio podamos enamorarnos de cualquiera, en realidad resulta muy difícil: se requiere que esa media burbuja que es nuestro amor emerja hasta la superficie y, además, que coincida con esa otra burbuja incompleta que es el amor ajeno. Por ello, cuando se da, dura un instante como todas las pompas de jabón y los eclipses: el amor es perverso: es como la sed o el hambre, una necesidad, pero una necesidad diferenciada a la que no es posible saciar con cualquier pan, ni con un sorbo tomado en cualquier parte: es una sed sólo de esa agua y un hambre de una persona exacta.

Óscar de la Borbolla

1 comentario:

Anónimo dijo...

El amor no es tan perverso como lo cita Borbolla y puede ser tan simple como un conjunto de sentimientos que se manifiestan entre dos individuos capaces de desarrollar emotividad uno por el otro, el problema es que a veces ninguna de las dos burbujas se atreve a demostrar esa emotividad. Lo que dure si puede ser un instante pero esa palabra es tan relativa que la vida misma es un instante, todo depende de cuánto quieren los dos que dure.
Y no te creas que Heráclito tenía en todo la razón.
Todo cambia, nada permanece, sentenció el viejo Heráclito. Y lo ilustró: Nadie se baña dos veces en el mismo río. En realidad, sólo tenía razón en un cierto sentido; en términos generales, se equivocaba.
La capacidad de repetirse que tienen los sucesos y las circunstancias constituye, precisamente, la base del aprendizaje humano. Para enmendar los yerros resulta obligatorio toparse varias veces con el mismo problema. Es más: desde el punto de vista del aprendizaje -y, en último término, de la Ciencia- lo que interesa es lo que tienen de igual las condiciones; no sus diferencias.
Saludos
Anónimo