Te intuyo, 23 años después de experimentarte cotidiana, como
una ciudad que mantiene a flote a los suyos, a ellos y a los prestados.
Protectora y por lo tanto mujer. De apariencia andrógina, pero de esencia
débil, cual característica de quien forja sus cimientos a voluntad de las
aspiraciones ajenas y se va protegiendo bajo el disfraz de la altanería. Porque
tus cicatrices lo delatan y tus brazos que casi todo lo arropan lo comprueban.
Misteriosa, versátil y plural, sospecho me encantas.
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