jueves, 15 de enero de 2009

Donde oigas cantar siéntate tranquilamente, que los malvados no tienen canciones.


Me encanta la música pero poco hablo de ella, estoy rodeada de tanta gente tan experta que me es difícil hablar del tema sin sentirme juzgada.

Mi papá me habló tanto de música desde pequeña, sobretodo de su métrica, que hoy me cuesta considerarla algo sencillo.

La música como dice Eichendorff, es la lengua de las cosas, la que las da vida, por eso, aunque sé que la música es matemática, prefiero pensarla como una linda metáfora.

La música acompasa los corazones y los movimientos de los hombres. Sin lugar a dudas la música no solamente se escucha con el oído, se escucha con todo el cuerpo.

Existen varias teorías sobre el origen de la música, pero todas ellas hacen referencia a sus poderosos efectos.

En lo personal, disfruto los tonos bajos, con los cuales el corazón puede ajustarse a su ritmo, por eso más lo que significa su recuerdo, el instrumento que más disfruto es el contrabajo o en su defecto el bajo.

La filosofía griega comenzó la reflexión sobre la música, los griegos fueron los primeros autores de la teoría musical, desarrollaron el sistema de escala así como la primera notación musical.

Hay muchas teoría que van más allá de mi comprender, pero hay una doctrina en los particular que me parece muy especial, la doctrina de la teoría cósmica. Según Pitágoras, de acuerdo con la idea de que los números son la esencia de las cosas, creía que la distancia entre los planetas guardaban relación con las proporciones de longitud de las cuerdas en los tonos armónicos, y que estás a su vez, correspondían con los movimientos del alma humana.

Naturalmente la relación entre los movimientos de los planetas y la música estriba en que ambos son fenómenos periódicos, fenómenos que se repiten con cierta regularidad.

El ritmo sólo es verdaderamente ritmo si ordena un lapso de tiempo y lo divide en ciertas unidades. La unidad más importante es el compás, formado por lapsos de tiempo de única duración, que a su vez contienen un determinado número de notas.

La industria de la música ahora ya es muy grande y mi saber no pasa de un sentir, para mi la música es para todos y para todo tipo de gustos, no creo en el elitismo dentro de este arte que une a millones de personas y que ha hablado tanto de amor como de revoluciones.

Como en la isla encantada de Shakespeare como en cualquier musical, la vida está llena de sonidos de lindos acordes.

Algunos añorarán los tiempos en los que dicen la música aún era arte; pero lo cierto es que hoy, en cada gran ciudad, en ciertos hogares y en uno que otro almacén o tornamesa, Pitagorás podría ver cumplido su sueño de la música de las esferas, esas grandes esferas llamadas planetas.


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