Pensé en mí de niña. Pensé en la vida de mi papá, en las buenas intenciones de mi mamá y en sus respectivos errores. Me sentí preocupada, hermética, amada. Luego me sentí adulta. Mi cuerpo se disolvió en recuerdos y se transformó en tristeza. Pareciera que todo se mezcla. Quizás se debe a los cambios, quizás no. Y en mi espacio, con los ojos bien puestos en ella que da sin límites y mi corazón en él, suspiro. Y pienso en lo corto que es el tiempo. Reflexiono y acepto que voy cambiando mis maneras de querer estar y ser.
Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes.
lunes, 21 de febrero de 2011
miércoles, 2 de febrero de 2011
De las cosas de la vida, de las que más disfruto, es de mí soledad voluntaria, de la oportunidad de ser yo, sola en mi casa, sin inseguridades, límites, ni tabúes; del cerrar la puerta y poder ignorar lo que no me interesará saber nunca. Hay días que no hay una forma mejor de estar o peor de vivir cuando no es cuestión de opción. Porque sí, ese momento en el que se antoja el silencio, pareciera no ser posible de no saber que el afuera espera. De que existen seres libres que hacen del socializar también un disfrutar cuando se prestan para compartir risas, metas y sueños.
martes, 1 de febrero de 2011
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