De las cosas de la vida, de las que más disfruto, es de mí soledad voluntaria, de la oportunidad de ser yo, sola en mi casa, sin inseguridades, límites, ni tabúes; del cerrar la puerta y poder ignorar lo que no me interesará saber nunca. Hay días que no hay una forma mejor de estar o peor de vivir cuando no es cuestión de opción. Porque sí, ese momento en el que se antoja el silencio, pareciera no ser posible de no saber que el afuera espera. De que existen seres libres que hacen del socializar también un disfrutar cuando se prestan para compartir risas, metas y sueños.
Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes.
miércoles, 2 de febrero de 2011
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